Jugosas sardinas km0 de Portosín, con un elegante sabor a mar y la alegría de la cayena y la guindilla. Un punto picante agradable. Se limpian y descaman una a una, se entierran en sal -como se ha hecho tradicionalmente en todas las casas de la comarca del Barbanza- y luego se tuestan al vapor, según recetas seculares, antes de envasarlas en tarro de cristal reciclado con aceite de oliva virgen extra.
Esta tarea de envasado en cristal permite ver el producto y captar el amor por las cosas bien hechas antes de probarlas, además de paliar la morriña de Galicia aunque estés a muchos kilómetros. El producto llega fresco nada más salir del mar y se nota en el sabor y el aspecto.