Sedosa y sorprendente, esta crema de sardinas de origen certificado, aderezada con tomate, limón, aceite de oliva virgen extra, pimentón y especias, aúna la tradición marinera con las tendencias más actuales. El secreto radica en una producción artesanal y limitada que garantiza la calidad por la que es tan apreciada. Perfectas para untar sobre pan de hogaza o de maíz.
Con una producción de solo 250 botes al día, que garantizan un riguroso proceso artesanal, Sotavento ha optado por primar la calidad a la cantidad. “Solo así es posible realizar un trabajo 100% artesanal del que sentirse orgullosos”, explica Archi Blanco, uno de los dos socios de la conservera.