Funcionamiento de un aire acondicionado portátil
En primer lugar, es importante que sepas cómo funcionan estos equipos. Poseen unas ranuras que extraen constantemente el calor del entorno para, más tarde, enfriarlo mediante una bomba de presión. Dicho de otra forma, se comprime para extraer la energía calorífica y reducir así la temperatura de la estancia.
Después, expulsan el frío hacia la estancia, de modo que se refresca progresivamente. De manera simultánea, utilizan otra salida para sacar el exceso energético, que suele dirigirse a la parte superior de la habitación. Como sucede con los dispositivos que van instalados, lo habitual es que puedas graduar su potencia y orientación.
Hay distintos tipos de aire acondicionado portátil, que se distinguen según su acción:
- Monotubo: Cuenta con una sola entrada, mientras que la salida se produce por un espacio de la vivienda (como una ventana).
- De doble tubo: Incorpora una vía para la entrada del calor y otra para la salida del que ha sido procesado y contiene el excedente de altas temperaturas.
- Tipo split: El compresor es independiente del equipo, por lo que puede situarse fuera de la vivienda. El climatizador, por su parte, va acoplado al dispositivo.
Mantenimiento de un aire acondicionado portátil
Respecto a su mantenimiento, es bastante sencillo en comparación con los sistemas que sí van instalados. La eficiencia energética que presenta depende también de lo limpios que estén sus conductos. Cuando están obstruidos, necesita utilizar más electricidad para efectuar los mecanismos de absorción y expulsión.
Esta son las pautas que debes poner en práctica para mantenerlo en perfecto estado:
- Desenchufa el aparato y ponlo en posición horizontal para que expulse posibles residuos de agua.
- Comienza a desmontar el equipo con un destornillador y un paño suave para ir secando la humedad.
- Drena el agua del desagüe, que, por lo general, se sitúa en la parte trasera.
- Extrae el filtro y pasa una aspiradora hasta eliminar todo el polvo.
- Para lograr unos resultados más duraderos, lava el filtro con agua tibia y sécalo con un paño de microfibra.
Por otro lado, ten en cuenta que las bobinas son un elemento esencial y que necesitan un cuidado periódico (cada uno o dos meses). Son las piezas metálicas con forma de aleta que puedes ver sin necesidad de abrirlo. Pero sí deberás hacerlo para acceder a ellas y limpiar el exceso de polvo con un plumero.