Los paneles solares fotovoltaicas representan solo 8 TWh de cada 10 000 que se generan en los países de la OCDE. Así lo reflejaba un comunicado que Naciones Unidas publicó en 2022 al respecto de la situación actual. Por tanto, resulta inevitable plantearse cómo se está consolidando este medio a día de hoy. Descubre a continuación cuál es la situación en nuestro país.
¿En qué consiste la energía solar fotovoltaica?
Resulta importante, en primera instancia, comprender las diferencias entre energía solar térmica y fotovoltaica. Para generar esta última se recurre al efecto fotoeléctrico, producido en células que son capaces de aprovechar la radiación solar y extraer energía de su potencial calorífico. Las más empleadas, por sus elevadas cualidades técnicas, son las de silicio amorfo, diseleniuro de cobre, teluro de cadmio o indio.
Hay una pieza clave en el funcionamiento de estas placas: el semiconductor. Este elemento es responsable de absorber los fotones y liberar electrones en el proceso. Para ello se recurre a cristales puros, que poseen grandes prestaciones a este respecto. En función del material, se puede alcanzar una eficiencia de hasta el 20 %.
La red cristalina, por otro lado, es la encargada de la conducción de la energía generada a través de la célula. Durante este proceso se libera cierto electromagnetismo procedente de la radiación. Es por eso que, cuando los cristales están desordenados, la eficiencia puede descender hasta el 8 %. Por esa razón los fabricantes suelen recurrir a un único bloque que no presente fisuras.
¿Qué beneficios tiene la energía solar fotovoltaica?
Los beneficios del uso de paneles solares fotovoltaicos son múltiples, y organismos de todos los ámbitos aprecian sus cualidades para el desarrollo de la humanidad. De hecho, Naciones Unidas afirmó el año pasado que se espera que, para 2040, supongan el 30 % del suministro mundial.
De acuerdo con la misma institución, el futuro de este medio de generación eléctrica es prometedor. Así lo han demostrado los últimos ocho años, con un crecimiento del 40 %. Además, el incremento de las inversiones públicas y el mayor interés de consumidores particulares son dos bazas que se acentuarán aún más.
Pero más allá de todo esto, hay algunos beneficios clave que te ayudarán a entender la verdadera dimensión del cambio que supone apostar por esta energía:
- No necesita transporte. Es posible almacenarlas en baterías, y también verter el exceso directamente a la red eléctrica. Por tanto, no se encarece el suministro.
- Sus instalaciones presentan un mantenimiento sencillo. Y económico. De hecho, como particular solo tienes que solicitar una revisión anual por parte de tu compañía instaladora.