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La instalación del suministro de luz requiere numerosos procesos que, para la mayoría de los consumidores, resultan desconocidos. Probablemente, nunca te hayas planteado cómo se hace para conectar la red general con la de tu casa. Si es así, te interesará saber que una de las acciones esenciales es la acometida eléctrica.
En este artículo, queremos centrarnos en cómo se efectúa y cuál es su función. Hay distintas maneras de desempeñarla según las necesidades que presente la vivienda o el espacio donde se trabaje. Con todo ello, tendrás un mayor conocimiento acerca de lo que sucede antes de que empieces con el consumo doméstico.
Es el proceso llevado a cabo por las empresas eléctricas para conectar la instalación doméstica con la general. Para ello, se vincula la red exterior, que alimenta el resto de las viviendas, a la caja general del nuevo entorno que se va a beneficiar de este suministro.
Normalmente, se efectúa en todo tipo de espacios, tanto edificios como naves industriales, locales comerciales o casas unifamiliares. Resulta imprescindible para que pueda haber un adecuado flujo de energía y se aprovecha para implementar o revisar los fusiles generales de protección y los medidores, que dan seguridad.
En todo caso, la comercializadora no es quien efectúa este procedimiento, sino la distribuidora. La razón es que esta última posee el cableado urbano y, por tanto, es responsable de su extensión y vinculación. Lo habitual es que lo solicitara el promotor de tu casa antes de que entraras a vivir. En este momento, recuerda que te explicamos cómo dar de alta la luz.
Su propósito principal, partiendo de lo anterior, es dar suministro a una vivienda. Cuando el propietario tiene su instalación lista para ser puesta en marcha, puedes escoger la comercializadora que desee y empezar a disfrutar de electricidad. De esta manera, obtiene una conexión estable y fiable.
Respecto a este último punto, encontramos una segunda utilidad que está relacionada con el uso continuo que le darás a la luz como usuario. Gracias a que la distribuidora ha realizado la vinculación completa, tendrás la tranquilidad de saber que el cableado se encuentra en buen estado.
En la actualidad, se distinguen cuatro tipos de acometidas, siempre adaptadas a las necesidades que presente el espacio en el que se va a trabajar. Lo más habitual es que se produzcan durante el proceso de edificación, aunque es posible hacerlo después.
Existen dos tipos principales que se diferencian por el espacio en el que se ubican los cables que conectan el suministro general con el doméstico:
Encontramos también una clara distinción según la tensión que se emplee, que se corresponden con los voltios que poseerá la instalación de la vivienda:
Como la vinculación entre el suministro general y el de la vivienda será propiedad del consumidor, es este quien asume los gastos. Estos se conocen como derechos de acometida, y están contemplados en el Real Decreto 1048/2013, de 27 de diciembre. Normalmente, se distinguen entre los siguientes:
Sumando ambos conceptos, hay cuatro tarifas que se diferencian según la potencia que se contratará posteriormente, es decir, la que deberá soportar el cableado nuevo:
Cuando tengas que efectuar el enganche eléctrico, tienes dos formas de solicitar la acometida:
Nuestro consejo es que optes por la primera opción, dado que contarás con un soporte técnico en todo momento. En este punto, tenemos un artículo en el que te explicamos qué hacer después de una avería eléctrica. Cuando lo hagas con la segunda, deberás informar previamente a la distribuidora y pedir después que esta realice una auditoría.
En resumidas cuentas, la acometida eléctrica es esencial para que tengas un suministro estable y seguro de electricidad. El cuadro de mandos de tu vivienda posee una utilidad mayor de la que, seguramente, podrías imaginar a priori.
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