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Tanto la cocina de inducción como la vitrocerámica tienen sus pros y contras en función de distintos factores, como, por ejemplo, qué consume más. Aunque son dos sistemas de cocción que emplean la electricidad, tienen un funcionamiento diferente. La vitrocerámica utiliza resistencias eléctricas que calientan la superficie de vidrio donde se apoyan los recipientes. La inducción, en cambio, genera un campo electromagnético que solo calienta el fondo de los recipientes compatibles con este sistema
En cuanto al gasto energético en kilovatios/hora, la inducción es más eficiente y segura que la vitrocerámica, ya que aprovecha mejor el calor y evita el riesgo de quemaduras. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que las placas de inducción suelen ser más caras que las vitrocerámicas convencionales, por lo que es importante evaluar el ahorro a largo plazo y comparar los precios y características de los distintos modelos antes de tomar una decisión. A continuación, vamos a analizar este tema en profundidad para explicarte de forma detallada qué gasta más y cuáles son los motivos.
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), una vitrocerámica consume entre 1200 y 2500 W/h de media. Si, por ejemplo, la usas una hora al día, el consumo se sitúa entre 438 kWh y 900 kWh al año.
El consumo de la vitrocerámica depende también del tipo y tamaño de los recipientes, del nivel de potencia seleccionado y del tiempo de cocción. Si quieres ahorrar energía y dinero, te recomendamos usar recipientes adecuados al tamaño del fuego, aprovechar el calor residual (apaga la placa unos minutos antes de terminar la cocción) y limpiar regularmente la superficie para evitar pérdidas de calor.
En cualquier caso, la vitrocerámica tiene un consumo superior al de las cocinas de gas y al de las placas de inducción.
Estos son los beneficios que conlleva decantarse por esta opción:
Tal y como indica el estudio de IDEA, mencionado en el apartado anterior, una placa de inducción consume entre 1500 y 2000 W/h de media. En este caso, si la utilizas una hora al día, gastas entre 540 kWh y 720 kWh al año.
De igual forma que ocurre con la vitrocerámica, el consumo de la inducción depende del material y tamaño de los recipientes (han de ser ferromagnéticos y adecuados al diámetro del fuego), del nivel de potencia seleccionado y del tiempo de cocción. Para ahorrar energía, no olvides usar recipientes con fondo plano y grueso, ajustar el fuego al mínimo necesario y apagar la placa unos minutos antes de terminar la cocción.
Elegir este sistema te proporciona los siguientes beneficios:
Te dejamos las recomendaciones más útiles para ahorrar energía independientemente de cuál sea el sistema que elijas:
Las cocinas de gas son la alternativa más barata en cuanto al coste del combustible, ya que el gas es más económico que la electricidad.
Algunas de sus ventajas son que calientan rápido y que permiten regular el fuego con facilidad. Además, las cocinas de gas son compatibles con cualquier tipo de olla o sartén y no requieren una instalación eléctrica especial.
Tras este completo análisis, podemos afirmar que la placa de inducción es más eficiente energéticamente que la vitrocerámica, ya que aprovecha mejor el calor y reduce el tiempo de cocción. Según diversos estudios, la placa de inducción consume entre un 20 y un 40% menos que la vitrocerámica, lo que se traduce en un importante ahorro en la factura de la luz y en una menor emisión de CO₂.
Además, la placa de inducción ofrece otras ventajas, como el aumento de la seguridad, mejor precisión y mayor facilidad de limpieza. Por lo tanto, si estás pensando en renovar su cocina o comprar una nueva placa y te preguntas qué consume más, te recomendamos que optes por las placas de inducción.
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